Alcanzando lo imposible
TÍTULO : ALCANZANDO LO IMPOSIBLE
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré ,para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” (Juan 14:13)
Como hijos de Dios tenemos un inmenso privilegio, y es poder acercarnos libre y confiadamente a la presencia de Dios, sabiendo que sus oídos están atentos a nuestra voz. Papá ha colocado a disposición de todos sus hijos, un poder sobrenatural para hacer que lo imposible se vuelva realidad, para cambiar circunstancias, mover montañas, derribar barreras, evitar tragedias, resolver problemas, sanar las enfermedades, derrotar las fuerzas del mal, conquistar corazones, y hacer que el desierto se convierta en un hermoso oasis; ese extraordinario poder es la Oración.
Para que nuestra oración mueva el corazón de Dios, es necesario que primero haya movido el nuestro. Como sus hijos estamos llamados a vivir vidas extraordinarias, y de desafío permanente, como consecuencia de permanecer en su Presencia, con un corazón sensible, limpio y comprometido a interceder por los individuos, las familias, los pueblos y el mundo entero.
El Manual de la Vida, la Biblia, nos dice que al que cree todo le es posible; es por ello que para el hijo de Dios, ya no existen los imposibles pues en Cristo somos más que vencedores; así que nuestras oraciones deben ir cargadas de fe, de confianza y deben ser hechas en el nombre de Jesús. Sólo de esta manera tendremos la certeza de que ya tenemos la respuesta.
¿Por qué entonces, sólo las vidas de unos cuantos cristianos se caracterizan por lo sobrenatural y lo milagroso? Si hoy tomamos en serio las palabras de nuestro Salvador y empezamos a orar con fe, obtendremos las cosas que se nos han prometido, pues la oración eficaz del justo puede mucho. Elías era un hombre como nosotros sujeto a pasiones, pero cada oración que él realizaba era ferviente, iba cargada de un poder transformador que hacía que las cosas sucedieran. Como hijos de Dios estamos llamados a generar que cada instante de nuestra vida se convierta en un milagro, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
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