“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos”. (Salmo 84:5-8)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 121:1-8
Hay un secreto escondido en las páginas de la Biblia, y tiene que ver con depositar nuestra esperanza en el maravilloso regalo de la Presencia de Dios. Una Presencia viviente y radiante que llena nuestras vidas de gozo, y nos ayuda a crecer en fortaleza, gracia y gloria. Este Salmo hace referencia al deseo del autor de encontrarse con el Señor en su morada, y disfrutar de lo que sólo Él le puede otorgar: tranquilidad y paz.
Al que aprende a depender de Dios momento a momento, exponiéndole completamente su necesidad, siempre le irá bien; desarrollará una fe inquebrantable y una gran fortaleza interior; aprenderá a cruzar los desiertos de la vida con valentía y tenacidad, sin derrumbarse ante nada.
Aquellos que depositan su fuerza en Dios, y se deleitan en su Presencia, ven en la adversidad un motivo para volver a experimentar su fidelidad; le agradecen cada mañana por la bella oportunidad de levantarse y poder transformar la realidad muchas veces adversa. El que depende de Dios no se queda esperando a que las circunstancias cambien, sino que se esfuerza, se anima en el Señor y vuelve a intentarlo, convencido de que éstas lo conducen hacia Él, desarrollando así una de las cualidades más importantes para el ser humano: la perseverancia. Los que depositan sus fuerzas en el Señor, desarrollarán poder y victoria; irán de lo bueno a lo mejor y de allí a lo excelente. Nunca retroceden, siempre avanzan hacia la prosperidad.
Anímese y tome la decisión que le llevará al éxito. Usted nació para ser un vencedor y el secreto para lograrlo está en aprender a depositar su fuerza en Dios; recibirá aliento en sus momentos de cansancio, se elevará y volará como águila; desarrollará sus dones y habilidades, llenándose de brillo y esplendor.
“Señor gracias por regalarnos una nueva mañana, un nuevo amanecer en Tu presencia, te queremos agradecer por Tu bendita Presencia, que es nuestro mayor tesoro. Gracias porque cada día experimentamos paz, protección y consuelo. Te pedimos que nos enseñes a cultivar tiempos a solas contigo, que podamos descargar nuestras cargas, que podamos reposar en Ti. Gracias por conducirnos a corrientes de aguas tranquilas, a pastos delicados y gracias por Tu amor que nos infunde aliento. Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.” Amén.
Reenvíelo a quienes usted cree que necesita este mensaje, se lo agradecerá.
Mensaje basado en el devocional "Llamado a la oración Lolita Cruz de Chamorro”.
rc
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