ASEGURANDO EL FUTURO DE SUS HIJOS
“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita” (Salmo 112:1-2)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 37:25-28

Un hijo es como una semilla de fruto delicioso que se planta en el huerto de la vida, se prepara la tierra y se siembra la semilla, se riega todos los días, se le quita la maleza y se nutre la tierra, se limpia y se podan sus ramas…

Hasta que comienza a crecer el anhelado fruto y, un buen día, está listo para ser servido y disfrutarlo. Cuando esto sucede, ya hemos olvidado el tiempo invertido, el arduo trabajo realizado y por el contrario experimentamos gozo, al igual que un padre o madre que ve crecer a sus hijos sanos, dispuestos a volar bien alto, con sus propios sueños y cumpliendo el propósito de Dios en sus vidas.

Los padres juegan el papel humano más importante en la formación y desarrollo de la personalidad de los hijos. Están llamados a moldear con su propia vida, la vida de sus hijos. La pregunta es: ¿Estamos los padres preparados para este desafío? ¿Tenemos el tiempo, el amor y la paciencia que se requiere? ¿Estamos contando con la ayuda precisa?

Dios da una respuesta clara a nosotros los padres. Si buscamos a Dios, le respetamos y le tenemos en cuenta, pedimos su ayuda y nos preocupamos por conocer sus preceptos, guardarlos en el corazón y ponerlos por obra, entonces vamos  a ser el molde, el modelo y el ejemplo que nuestros hijos necesitan, contarán con el respaldo divino y la ayuda sobrenatural, tendrán éxito en su labor. Esa difícil tarea resultará en un maravilloso fruto de alegría y paz.

La promesa declara que los hijos de padres así, llegarán a ser personas notables, admiradas y famosas, porque la bendición de Dios estará sobre todas nuestras vidas. Ellos, nuestros hijos,  resplandecerán como la luz en medio de la oscuridad, pues crecerán no sólo en estatura, en habilidades o en formación académica, sino en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres.

¿Qué hombres y mujeres estamos aportando a este mundo? ¿Somos los padres que hemos aprendido a deleitarnos en los principios de Dios; y estamos viendo que nuestros hijos también lo hacen? El propósito de Dios para la familia es bendecirla y hacer de nuestros hijos hombres y mujeres de bien. Oremos que así sea.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre bueno, gracias por este nuevo amanecer, por darnos un hogar, familia y unos precioso y bellos  hijos, sabemos que nos has dado un privilegio muy grande al confiarnos la vida y la formación de unos hijos. Queremos lo mejor para ellos, pero eso, nosotros no se los podemos asegurar. Te necesitamos a Ti para que nos formes, nos enseñes y nos capacites. Para que nos indiques el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer. Porque siendo obedientes a Ti, amando tus preceptos, ellos recibirán lo mejor, disfrutarán la herencia más rica y abundante”. Amén

Reenvíelo a quienes usted cree que necesita este mensaje, se lo agradecerá.
Mensaje basado en el devocional  "Llamado a la oración Lolita Cruz de Chamorro”.
rc

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