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JERUSALÉN: CONSUELO PARA LOS HIJOS DE DIOS
En Jerusalén hubo una cita de reconciliación entre dos personas que se amaban, que
Estaban separadas pero que se necesitaban: Dios y el hombre. Es la tierra donde Jesucristo entregó su vida para reconciliamos con el Padre. Allí fue donde se reveló el amor de un Padre amoroso a sus hijos, por eso no podemos desligamos de ella, pues allí nos unimos a Él (Jeremías 31: 1-4).
TIERRA DE CONSOLACIÓN PARA LOS AFLIGIDOS (Isaías 35)
Dios ha prometido acoger y consolar en Jerusalén a los afligidos, los cansados, allí somos fortalecidos y levantados en su presencia (Isaías 35).
La presencia de una madre siempre produce bienestar y gozo.
Esa alegría debe reflejarse en nuestras vidas.
ES UNA TERAPIA DE AMOR EN LOS BRAZOS DE PAPÁ DIOS.
· Nuestra más grande necesidad es recibir el trato de Dios. Su amor y su consuelo nos hace "reverdecer y rejuvenecer. (Cantares 8:5; Joel 2: 23-27).
· Amor y consuelo, función que sólo un padre y una madre brindan, y el hijo percibe ese amor y ese afecto.
· El sentimiento de decepción, tristeza y derrota que haya en nuestras vidas es cambiado por ánimo y fortaleza que su presencia nos brinda. (Sal.30: 11-12).
· La paz y sus mimos permanecen aún en medio de guerras y tormentas, tanto en Jerusalén como en nuestras vidas.
APLICACIÓN TEOTERÁPICA.
Jerusalén provee ternura y fuerza como madre, prepara el corazón del hombre de éxito; por eso el ungido nunca debe dejar de honrar a la Madre Jerusalén; es el lugar propicio para oír la voz de Dios, hablando directamente al corazón.
No hay límite de tiempo para la adoración; es el mejor lugar para obtener los anhelos del corazón.
En Jerusalén está la bendición, allí los hijos de Israel hicieron fiestas en Acción de Gracias
(2ª Crónicas 30:1-2, 13,21-23, 26,27)
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