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LA SALVACIÓN, UN ACTO DE AMOR
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Apocalipisis 3:20; Colosenses 1:13-14; Juan 1:12; 2 Corintios 6:19-20; y 1 Juan 5:11- 12
Los seres humanos estamos siempre en busca del amor, pues éste el que le da sentido a nuestra vida, el que nos da fuerza para levantarnos y luchar en los momentos más difíciles y el que llena de plenas satisfacciones nuestra alma. Sin embargo, entre más lo buscamos, más esquivo se vuelve. La razón es que sólo hay un verdadero amor, uno que es incondicional, eterno y completo, uno que está libre e todo egoísmo y sólo busca nuestra propia felicidad. Es el amor de Dios, el cual se nos ha dado en abundancia y de la manera más palpable y evidenciable posible. Conozcamos hoy este maravilloso regalo que llenará de felicidad y plenitud su vida, pues es para todos y está listo para que usted comience a disfrutarlo hoy mismo y para siempre:
-En primer lugar, el amor de Dios se manifiesta a través de su Presencia. Él mismo viene a morar en nuestra vida. Hace de nuestro cuerpo su templo y el sitio de su habitación. Toda nuestra vida le pertenece ahora y ya nada de nuestros asuntos serán ajenos a Él. Ya nunca más estaremos solos. Disfrutamos ahora de la mejor y más grata compañía
-En segundo lugar, su amor se evidencia a través de su perdón absoluto de todos nuestros pecados. Ningún pecado podrá ahora enseñorearse de nosotros, pues ya tenemos en su resurrección el poder para vencerlos. Los sentimientos de culpa se irán y seremos libres para hacer lo bueno, lo recto y lo agradable a Dios, y por tanto, todo lo que es benéfico para los demás.
-En tercer lugar, Dios se ofrece nuestro padre, asumiendo una amorosa y responsable paternidad sobre nuestra vida. Se establece un vínculo maravilloso que suple todos los vacíos y conflictos dejados por aquellos sentimientos de orfandad, abandono, rechazo, ausencia de afecto y seguridad, que todos hemos vivido en alguna medida por diferentes razones.
-En cuarto lugar, el amor de Dios se manifiesta en que Él nos da un nuevo propósito para vivir. Una nueva vida, un nuevo corazón, una nueva manera de pensar, de ver la vida y de proyectarnos al futuro. Ahora tenemos una valiosísima razón para vivir: glorificarlo a Él todos los días con nuestros pensamientos, acciones y decisiones.
-Por último, Dios evidencia su amor dándonos la Vida Eterna, Su Vida, que comienza en el preciso instante en que aceptamos su amor y dura para siempre. Se caracteriza por la salud de nuestro espíritu, alma y cuerpo, por la excelencia y la felicidad.
HABLEMOS CON DIOS
“Padre, qué bueno es poder acercarme a tu Presencia libremente, para expresarte mi gratitud por tu incomparable misericordia al manifestar tu salvación a mi vida. Hoy te acepto como mi Señor y Salvador para que hagas de mí la persona queTú quieres. ¿Cómo podría desaprovechar este amor tan grande? ¿Cómo dejar de lado estos incomparables regalos que me llenan de felicidad y me devuelven la esperanza?”
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