Devocional de hoy,  lunes 04 de enero de 2016

LA ORACIÓN: MANANTIAL DE VIDA

“Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová” (Salmo 27:8)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 27:1-6; Salmo 28:6-9

El hombre ha sido diseñado para desear y disfrutar de la comunión con Dios. Recordemos que a partir de la caída del hombre, el pecado de nuestros padres Adán y Eva dejó un vacío en cada ser, que no puede ser llenado con ninguna cosa aparte de una auténtica relación íntima con Dios, su Hacedor y Padre. No importa lo que el hombre haga o consiga, nada puede sustituir esa comunión que satisface la esencia misma del hombre, dando propósito a su vida y alimentando la médula de su alma. Es la oración, la que nos permite tener y mantener nuestra vida en comunión con nuestro amado Papá.

Personalmente, estoy convencida de que la oración es un manantial de vida; es a través de ella, que el ser humano obtiene todo lo que necesita para ser feliz y estar completo. Todo lo que es imposible aquí en la tierra, se alcanza por medio de la oración. De ahí que podamos comprender las palabras del rey David cuando dice: “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza” (Salmo 62:5).

Si desea usted que en su vida y en su hogar se viva y se sienta el amor, que sus problemas sean solucionados, que las enfermedades salgan de su cuerpo, que la paz de Dios gobierne sus corazones, practique lo siguiente:

• La unidad con Dios: Disfrutar de la compañía de su Espíritu
• Comunión con Dios: Estar en armonía con su perfecta voluntad

• Vida de oración: Diálogo directo y profundo, sincero y abierto, permanente y continuo

Por medio de la oración, crea firmemente que Dios está realmente con usted y su familia. Él es la única respuesta a todas nuestras necesidades. Dispóngase cada día a buscar el rostro del Señor y verá las cosas hermosas en su vida y la de su familia.

 HABLEMOS CON DIOS

“Amado Señor, gracias por tanto amor de tu parte, del cual no soy digno, pero que me has dado tan generosamente. Es ese amor, grande e incomparable, el que me ha permitido ser tu hijo(a), haciéndome merecedor de ti. Te entrego mi familia. Sabes cuánto te necesito. Amén.”

Comentarios

Entradas populares de este blog

“COMO SER LIBRE DE LAS ATADURAS” (Teoterapia)

Los propósitos de Dios son perfectos