Fecha: 01-02.16
El amor que muda corazones
“Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.” (1 Pedro 4:8)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Colosenses 3: 1-15
Si tuviéramos que identificar el factor común en nuestras crisis, llegaríamos siempre a un mismo punto: La ausencia de amor. La imposibilidad de dar y recibir amor es la característica que prevalece en un gran número de corazones, y por tanto en una buena cantidad de hogares, equipos de trabajo, empresas, comunidades. Un corazón saciado de amor divino, tomará la decisión de dar amor genuino, a su esposo(a), a sus hijos, a sus padres, a sus amigos, a sus empleados. Y es ese amor genuino el que sana, el que perdona, el que da una nueva oportunidad, el que cubre el pecado, de tal forma que el error que una vez se cometió, ya no puede dañar más.
Es por su efecto restaurador y sanador, que el amor es un mandato divino y una decisión que cada ser humano debe tomar con la ayuda del Espíritu de Dios, y un verbo y acción que debe emprender cada día. Esto implica ser pro-activos frente al amor, es decir, planear y emprender acciones orientadas a construir, a enriquecer, a mejorar la vida del otro. Recordemos las sabias palabras del apóstol Pablo: “El que ama no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor” (1 Corintios 13:5). Cuando decidamos poner en acción el amor de Dios que nos alimenta y nos capacita para dar, nos convertimos en personas con características muy especiales como:
• Ser amables. No se trata de hacer esfuerzos sobrehumanos, sino de pequeños detalles que construyen la belleza de una relación
• Perdonadores. Un corazón lleno del amor de Dios está sano frente a la ofensa, es libre para amar y puede volver a creer
• Tiernos. Podemos compartir lo mejor que tenemos, haciendo sentir valiosos e importantes a todas las personas que nos rodean
• Comprensivos. Cuando, rompiendo las barreras que coloca el egoísmo, nos ponemos en el lugar del otro, lo escuchamos y tratamos de entenderle, podremos no sólo disfrutar de su compañía sino ayudarle a encontrar respuestas a sus necesidades
• Humildes. Como Jesucristo, quien siendo Hijo de Dios, se despojó de su deidad para servir a la humanidad, así el amor nos coloca al alcance de las necesidades de los demás
• Suaves al hablar. Una palabra suave y considerada puede resultar más poderosa que un ejército
HABLEMOS CON DIOS
“Padre Santo, cuánta necesidad tengo de ser inundado(a) del amor divino, para dejar atrás errores, pecados y faltas que siguen causando daño cuando las traigo al presente, una y otra vez. Que tu Santo Espíritu me dé el poder que necesito para perdonar, olvidar y volver a empezar. Amén”
Comentarios
Publicar un comentario