Nuestro Devocional - 12 de febrero 2016

PROTECCIÓN SIN LÍMITES
“Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos” (Salmo 18:1-3)
PASAJE COMPLEMENTARIO: 
Salmo 18:1-50
¡Qué hermosa alabanza! Este es el reconocimiento de una persona que ha vivido tomada de la mano poderosa de Dios, que no tiene limitaciones para reconocer quién es Él, pues se ha sentido totalmente respaldada, cuidada, protegida, guiada y acompañada por su Señor y Salvador. Muchas veces, el ruego del salmista pidiendo que Dios fuera su refugio, invocándole permanentemente, no era otra cosa que el anhelo de estar en su presencia y contemplar su rostro, una meta que sólo tiene sentido para aquel que ama profundamente a Dios. Mientras estemos en este mundo, no faltarán tiempos cuando la aflicción, el dolor o el sufrimiento toquen nuestro corazón. Sin embargo, tenemos la esperanza de las promesas del Señor que viene en nuestra ayuda, ofreciéndonos fortaleza y fuerzas para seguir la marcha. En esos momentos es cuando podemos remontarnos a las alturas para colocarnos junto a Dios para decirle: “Señor vengo a ti porque tú eres mi alto refugio, mi torre fuerte en ti confiaré”
Los seres humanos siempre necesitamos sentirnos seguros y respaldados por algo o por alguien; muchas veces y de manera equivocada creemos hallarlo en cosas como el trabajo, estudios, dinero etc., o en una persona: amigos, esposo (a), hijos, etc., pero siempre terminaremos decepcionados, porque jamás el mundo ni los seres humanos podrán darnos la seguridad y la protección que sólo Dios nos puede dar, la cual es ilimitada y puede tomar diversas formas. El rey David caracterizó el cuidado de Dios con algunos símbolos militares defensivos, muy usados en la época, tales como:
Fortaleza: Ciudadela o lugar fortificado, preparado y seguro ante cualquier ataque del enemigo
Roca: Piedra grande, dura y sólida que brindaba protección a manera de parapeto contra las basas enemigas

Escudo: Arma defensiva que cubría, la cual se portaba en el brazo izquierdo y protegía el cuerpo o parte de él, interponiéndose entre la vida del guerrero y el peligro
Alto refugio: Instalación en un lugar alto, fuera del alcance de bombardeos y peligros
¿Cuál es el refugio de su vida?

HABLEMOS CON DIOS
“Padre bueno, enséñame a amarte cada día más y a invocarte constantemente, pues comprendo que soy frágil y vulnerable, y que sólo tú puedes cuidar bien de mí. Que pueda comprender por tu Espíritu, que mi fortaleza radica en cuánto te entregue mi corazón cada día, buscando reconocerte, alabarte y exaltarte con mi vida. Amén” 


Comentarios

Entradas populares de este blog

“COMO SER LIBRE DE LAS ATADURAS” (Teoterapia)

Los propósitos de Dios son perfectos