Por que los hijos no esperan Hay un tiempo para atesorar cada instante fugaz de su niñez, solo dieciocho preciosos años para inspirarlo y prepararlo. No lo voy a cambiar “por ese plato de lentejas” llamado posición social o reputación profesional, o por un cheque de sueldo. Una hora de dedicación hoy, podrán salvar años de dolor mañana. La casa puede esperar, los platos pueden esperar, la pieza nueva puede esperar, pero los hijos no esperan.

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