Amar o Depender

Al principio todo es color de rosa; conoces a alguien, te ilusionas, sientes ese cosquilleo en el estómago, te vuelves un manojo de nervios y te emocionas al escuchar a esa persona. Pero con el tiempo empiezas a conocerla y notas que no es como te imaginabas. Comienzan las actitudes negativas, te invade una sensación de incomodidad y de estar en el lugar equivocado.  

Existen actos exclusivos de las personas que envenenan las relaciones de pareja. Si estás bajo el aguijón de alguien así, sentirás que te menosprecian, distorcionarán tu mente poco a poco y con sutileza; cuando menos lo pienses, estarás atrapada o atrapado. Un relación de este tipo te cerrará los caminos, te someterá a críticas destructivas, anulará tu opinión y tu dignidad. Si pretendes que nada está sucediento, es aún peor: pasa el tiempo y el miedo a la soledad o al abandono crearán una poderosa adicción a esa mala relación. No es fácil salir de una crisis amorosa, pero tampoco imposible; debes sacar fuerzas para priorizar tus preferencias, lidiar con el síndrome de la abstinencia y mantener una voluntad firme para que, si esa persona vuelve a ti buscando una “segunda parte” en la relación, seas capaz de rechazar con vehemencia y sin dar marcha atrás. 

El amor de pareja debe fluir naturalmente, sin necesidad de anular al otro. Llegar a casa no debe representar una obligación, sino la ilusión de estar y compartir con la persona que te espera ansiosamente; estar en pareja debe ser algo más que un logro doméstico o el relleno al vacío semanal. 

Unirte a alguien significa la realización de los ideales y deseos individuales y en pareja, encontrar la satisfacción de verse bajo el polo de la excitación y que en ambos se exalte la mirada pícara y el deseo, cuando, simple y llanamente, se llenen al tenerse entre brazos y puedan brindarse una relación afectiva gratificante y recíproca. No debes confundir placer con seguridad o terminarás bajo el cautiverio de un amor conflictivo.

En esto es clave fortalecer tu amor propio y trabajar en tu autoconcepto. De esta manera, podrás identificar cuándo te estás haciendo daño al lado de alguien y tendrás el carácter suficiente para tomar el camino de la libertad. No necesitas un idilio de telenovela, sino un amor real, que te mantenga con los pies sobre la tierra, con la fuerza para soportar la contaminación de la distancia, la desconfianza y las tentaciones. Necesitas un amor equilibrado, sincero y saludable.

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