Devocional Noviembre 18

LOS VARONES DE ÉXITO ORAN Y AYUNAN

“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. (Nehemías 1:4)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Esdras 9:3-6, Salmo 126

Esta declaración de Nehemías fue el punto de partida para una gran obra que estaba ya gestándose en el corazón de este hombre, que albergaba amor por su pueblo y dolor por la condición de esclavitud y desolación en que vivían; así como también un gran pesar por ver a Jerusalén destruida.

Llorar, hacer duelo, ayunar y orar al parecer son para el hombre común, una muestra de debilidad y tal vez de sensibilidad barata. Sin embargo, para un verdadero varón, son el inicio de un cambio radical en su vida y en la misión que debe cumplir.

Nehemías vivía en un palacio, con un buen trabajo, agradables condiciones de vida y una excelente relación con su jefe, el Rey Artajerjes; pero ante la noticia de la tragedia de su pueblo, decidió en oración, iniciar la restauración de su pueblo y de su ciudad.

Fueron cuatro meses de búsqueda de Dios para definir su destino, y la verdad, es que fueron altamente fructíferos, veamos algunos logros:

• Obtuvo ayuda económica y logística del rey
• Pudo motivar y unir a su pueblo en torno a una causa • Se reconstruyó la muralla en 52 días
• Nehemías se convirtió en gobernador.

Podemos concluir que aquello que se inicia en oración, ayuno, duelo y lágrimas termina en gran alegría y regocijo. Nuevamente la oración muestra su efectividad.

HABLEMOS CON DIOS:

“Gracias Padre por el amor que recibo a través de tu Espíritu Santo. Te pido que me enseñes amar y a entregar mi vida por mi pueblo como lo hizo Nehemías; sin limitaciones ni condiciones, con una dependencia absoluta de Ti, Amén.”

 

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