Devocional Noviembre 9

APRENDIENDO A ESPERAR EN DIOS

“Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su Palabra he esperado” (Salmo 130:5)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 42:1-2; Salmo 25:4-5

Nuestro primer anhelo debe ser la Presencia de Dios cada día, para hallar allí la dirección y la respuesta que estamos necesitando. Como todo lo verdaderamente importante requiere tiempo y paciencia, también buscar a Dios y la guía de su Palabra, nos demanda esperar. Dios no tiene afán, Él no sufre de ansiedad. Él se tomará el tiempo necesario no sólo para darnos la respuesta que necesitamos sino para formar nuestro carácter, para darnos el temple, la madurez y la fortaleza que nos equiparán para enfrentar victoriosos los desafíos de la vida.

Es por eso que la búsqueda de Dios debe ser una experiencia que es necesario aprender a disfrutar plenamente. Debe convertirse en nuestro mayor deleite, en nuestra principal alegría. Además, esa espera confiada trae como respuesta la paz y la tranquilidad que nuestra alma necesita, como también la seguridad en que Dios actuará o intervendrá en las situaciones que le he expuesto. Estar en la Presencia de Dios es un precioso regalo y un incomparable privilegio. Esperar en nuestro Padre Dios, saber que Él tiene en sus manos nuestra vida y el control de todo, es la mejor medicina y el mayor reposo que podamos experimentar.

“En Jehová hay misericordia y abundante redención” dice la continuación de este hermoso Salmo. Entonces ¿Cómo no esperar en Él? No podemos seguir la corriente moderna de los afanes y del cansancio, nosotros los hijos de Dios y poseedores de tan infinitas promesas, debemos aprender a vivir disfrutando de la vida con sentido y felicidad; buscando el descanso en Dios a través de su Palabra.

Los hijos de Dios no tenemos que vivir afanados y turbados; si realmente estamos esperando respuestas del Señor, debemos esperar verdaderamente en Él y no dejarnos contagiar por el desánimo y mucho menos por los afanes y carreras de este mundo.

Dios cumplirá su propósito, nadie le impedirá bendecirnos, así que hoy le invito a esperar en Él, que su alma espere en Jehová y en su Palabra. Levante sus ojos a Dios, entréguele su corazón, sus dudas y temores, y a través de la oración experimente ese poder que viene de lo Alto, que le da fuerzas y renueva su confianza. No olvide que “los que esperan en Jehová tendrán siempre nuevas fuerzas”.

HABLEMOS CON DIOS:

“Padre, de lo profundo de mi corazón clamo, Señor oye mi oración, estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica, y enséñame cada día a esperar en Ti; porque allí hay misericordia y abundante redención. Amén.”

 

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