Desarrolando hábitos de vida
A George Washington, primer presidente de Estados Unidos y general al mando de la Continental Army en la Revolución Americana, se le denomina con razón «el padre de este país». Se le admiraba, si no veneraba, por la calidad de su carácter, por la elegancia de sus modales y por la perfección de su comportamiento.
Pero no fue así cómo empezó su vida. Procedía de una familia de clase media con pocos recursos. Un día, cuando era adolescente y aspiraba al éxito y a prosperar, dio con un libro titulado The Rules of Civility and Decent Behaviour in Company and Conversation. Washington copió estas 110 reglas en una libreta personal que llevaba consigo y revisaba constantemente.
Practicando las «reglas del civismo» desarrolló los hábitos del comportamiento y de los modales, lo que le llevó a ser considerado «el primero en los corazones de sus compatriotas». Practicando y repitiendo deliberadamente estos hábitos que tanto deseaba que formaran parte de su carácter, George Washington se convirtió, en todos los sentidos, en un «hombre autorrealizado». Aprendió los hábitos que necesitaba para llegar a ser el hombre que quería ser.
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