el número de personas que viven con menos de un dólar al día es de 1100 millones de personas.
¿Y cuántas viven con menos de un sueño en toda su vida? Muchas más, es otra clase de pobreza... Recuerda «Un hombre pobre no es el que no tiene un peso en el bolsillo, sino aquel que no tiene un sueño».
el número de personas que viven con menos de un dólar al día es de 1100 millones de personas. ¿Y cuántas viven con menos de un sueño en toda su vida? Muchas más, es otra clase de pobreza... Recuerda «Un hombre pobre no es el que no tiene un peso en el bolsillo, sino aquel que no tiene un sueño».
Quienes se adapten a los cambios de la nueva era económica podrán sacar ventaja y disfrutar de más vida. El concepto «puesto de trabajo» ha dejado de tener sentido porque el «lugar» donde se hace un trabajo ya no es determinante (la subcontratación es la punta del iceberg de un fenómeno más amplio: la globalización). Por el contrario, el teletrabajo —o trabajo remoto— sustituirá el desfasado concepto de «trabajo de oficina».
El teletrabajador es más eficiente, más motivado, más autónomo, más vida familiar, más libre. Y goza de menos estrés, menos corbatas, menos jefes, menos compañeros pesados, y menos desplazamientos. La empresa que lo contrata se beneficia de costes de estructura menores, además de «comprar» resultados, no tiempo. Todos felices.
En resumen, estamos en era con nuevas reglas; aunque la mayoría sigue comportándose igual que antes; es decir: juega con las reglas de un mundo que ya no existe. Mientras, los empleos emigran, la clase media disminuye, los sueldos bajan, la capacidad de ahorro se evapora, el índice de pobreza aumenta, el endeudamiento familiar crece, aumentan las personas que trabajan después del retiro, y la pensión de jubilación está en el aire.
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